martes, 9 de septiembre de 2008

De conflictos y de forma

Qué poco nos gusta arriesgar. Cuánta mesura ponemos en proyectar una imagen (ideal-adaptable). Y qué anticreativo es, coño. Qué traición más grande a lo que somos (o no somos, quién sabe). La solución no pasa por inhibir nuestros fraudes, sino precisamente por probar las ilimitadas alternativas de ser o de decidir que podamos recrear. Y afrontar nuestra incompetencia o nuestra vulgaridad, identificarnos (y por qué no admirarnos) en nuestra insignificancia. Quizás a partir de entonces entremos en el juego que de verdad mola, el de conformarnos con tenernos como espectador (como único espectador) y entre tanto ensayo (y tanto error) quizás sorprendernos, y quizás también vibrar, como si estuviesemos cerca de eso que llamamos VERDAD, y que no es otra cosa que recordar que estamos vivos.
Y me enfado, porque en lugar de encontrar maneras de rev/belarme, tan solo soy capaz de im-posturas. Y ahora empiezo a hablar en singular. Menudo juego de tramposos, y que trampas más bonitas se me ocurren, de esas que casi no se notan, de las que te hacen parecer que estás libre de ellas para poner en evidencia al de enfrente. Porque siempre trata del otro, ¿ves?. Volvamos al singular...

La fotografía es de Marcelo Aurelio.

3 comentarios:

Cris dijo...

Sin duda lo que más me ha gustado de tu acertada aportación es la etiqueta!!... cuanta falta nos hace, entre otras muchas cosas pero sobretodo esto, aprender a ponerle esa etiqueta, cuando lo merezca, a todo lo que hacemos o decimos (o "trampeamos" como bien dices) ... aunque sólo sea por identificarlo, sin ánimo de crítica... o mejor, con ánimo de crítica constructiva...nos asustaríamos de la frecuencia con la que nuestra actividad diaria merecería ser clasificada en este apartado de ese espacio en constante construcción que es nuestra vida!! o tal vez aprenderíamos a quitarle por fin esa importancia que no tiene (o sí la tiene??) y a disfrutar de esa maravillosa, pero "constantemente inquietante", "levedad del ser"!! ;)

Cuan hermoso es nuestro ombligo, cuanto lo admiramos!! pero... aquí va la encuesta: ¿quién se lo lava con frecuencia? idolatramos algo que es nuestro y solo nuestro, que es bonito, muy bonito, pieza crucial de nuestra existencia desde que somos ser vivo (dejando de lado controversias)...pero está siempre limpio??!! jajajja (igual soy yo la única que no me lo lavo a diario y a conciencia... podéis llamarme lo que se os ocurra, pero que sea ingenioso por favor, no me vale un simple "guarra" ;) que aparte de poco original es soez jajaja )

He hablado en plural por no sonrojarme, pero es más auténtico hablar en singular... las generalizaciones sólo son un disfraz para diluir "responsabilidades" (que no eludir, porque se asumen... pero se comparten con el resto!! jajaj)... además de ombliguista, "cobardemente generosa"!!!!

PD: me leeré con más detenimiento tu entrada, porque tiene miga (guiño a tu ombligo)

PPD: iré encontrando palabras que describan mejor lo que quiero decir con mis entrecomillados ;) qué difícil es encontrar palabras!!

Trice dijo...

de ombligo a ombligo: ¿importancia de las trampas? ninguna. La habilidad para reconocerlas, cuando es en el otro, nos hace más tolerantes y más libres cuando se trata de nosotros mismos.
¿Libres para qué?: Quizás para nada, pero al menos partimos de un lienzo progresivamente más blanco (o un espacio más vacío, que me parece más acertado, jeje)y una oportunidad para ejercer nuestra voluntad (=creatividad)....¡si al final la vida y el arte vana tener mucho que ver!
Y el siguiente interrogante sería: ¿Libres de qué? Buf, eso ya es una incógnita en SINGULAR, que merece la pena que cada cual vayamos despejando...

P.D: te doy la razón, cuán presente tenemos al ombligo para unas cosas y facilmente que se nos olvida para otras (vease higiene personal)!!!

Anónimo dijo...

no dije nada a este respecto en su momento, aún no puedo hacerlo, todavía tiene que calar más hondo... lo releo.