Con los ojos vendados,para que no pudieses recordar el camino,intenté conducirteal refugio sereno donde guardé mi vida.Da vergüenza decirlo,pero a veces los años construyen una casade medios sentimientos, de verdades medianas, de pasiones dormidas como animales viejos, de cenizas y sueños humillados. Y el cuerpo se acostumbra, y las sombras apoyan su cabeza en un pecho de sombra, y el corazón se siente en paz o se doblega a una derrota cómoda sin heridas mortales. Da vergüenza decirlo. Con los ojos vendados para que no pudieses recordar el camino, intenté conducirte a mi mundo sereno de verdades a medias. No me ha sido posible. Esta noche insegura, que mueve los relojes con la prisa de tu pulso más vivo, me envuelve y me repite: no te ha sido posible. Esta noche de viento, que fue soltando amarras hasta quedarse tuya como un delirio de melena negra, me llama y me confirma: no te ha sido posible. Esta noche de gente que pasa por las calles con tus ojos, con la forma que tienes de vestirte, con tu sonrisa de país lejano, esta noche me empuja y me convence: no te ha sido posible. Y aquí estoy yo, que voy soltando amarras hasta quedarme tuyo y camino hacia el mar con los ojos cerrados, como una barca deja su refugio, una barca feliz que se repite: no me ha sido posible, porque nada me importa, sólo tu piel, la piel de una tormenta. Da vergüenza decirlo.
Luis García Montero
Vivan la vergüenza, la desvergüenza y las heridas mortales.
Aprovecho para darle las gracias a la persona que me regaló este poema, y muchos otros del mismo autor contenidos en un libro de tapas negras enmarcadas en dorado, hace tiempo ya. Me encanta que me acompañes en la comprensión del arte, descubrirlo y vivirlo contigo.