miércoles, 4 de febrero de 2009

Los enfermos y los médicos

La enfermedad es un estado,
la salud no es sino otro,
más desagraciado,
quiero decir más cobarde y más mezquino.
No hay enfermo que no se haya agigantado,
no hay sano que un buen día no haya caído en la traición, por
no haber querido estar enfermo, como algunos médicos que
soporté.

He estado enfermo toda mi vida y no pido más que continuar
estándolo.
pues los estados de privación de la vida me han dado siempre mejores indicios sobre la plétora de mi poder que las creencias pequeño burguesas de que: BASTA LA SALUD

Pues mi ser es bello pero espantoso. Y sólo es bello porque
es espantoso.
Espantoso, espanto, formado de espantoso.

Curar una enfermedad es criminal
Significa aplastar la cabeza de un pillete mucho menos codicioso
que la vida
Lo feo con-suena . Lo bello se pudre.

Pero, enfermo, no significa estar dopado con opio, cocaína
o morfina.
Y es necesario amar el espanto de las fiebres.
la ictericia y su perfidia
mucho más que toda euforia.

Entonces la fiebre, la fiebre ardiente de mi cabeza,
-pues estoy en estado de fiebre ardiente desde hace cincuenta
años que tengo de vida-
me dará
mi opio,
-este ser-
éste
cabeza ardiente que llegaré a ser,
opio de la cabeza a los pies.
Pues,
la cocaína es un hueso,
la heroína, un superhombre de hueso.

Ca itrá la sará cafena
Ca itrá la sará cafá

y el opio es esta cueva
esta momificación de sangre cava ,
este residuo de esperma de cueva,
esta excrementación de viejo pillete,
esta desintegración de un viejo agujero,
esta excrementación de un pillete,
minúsculo pillete de ano sepultado,
cuyo nombre es:
mierda, pipí,
Con-ciencia de las enfermedades.
Y, opio de padre a higa,
higa, que a su vez, va de padre a hijo,-
es necesario que su polvillo vuelva a ti
cuando tu sufrir sin lecho sea suficiente.

Por eso considero
que es a mí, enfermo perenne,
a quien corresponde curar a todos los médicos,
-que han nacido médicos por insuficiencia de enfermedad-
y no a médicos ignorantes de mis estados espantosos de
enfermo,
imponerme su insulinoterapia,
salvación de un mundo postrado.
.
.
.
Antonin Artaud, publicado en "Les Quatre Vents" nº8 (1947)
.
.
.
A muchos este poema nos hace revolvernos incómodos en nuestros asientos, incluso querer prescindir de según qué fragmentos.
Pero haciendo acopio de valor y enfrentándolo, el resultado es muy revelador: me entusiasma. La defensa de la enfermedad, no solo como derecho sino casi como privilegio, antagoniza violentamente con muchas de mis convicciones. Y sin embargo, no me atrevo a cuestionar ni uno solo de sus versos. De hecho, resuenan en mí apacibles, sin esfuerzo.
¿Verdades plurales y extremos que se tocan...o recursos para calmar nuestras conciencias?

8 comentarios:

pulsatilla dijo...

Que la enfermedad es necesaria es algo que me va quedando cada día más claro, y que la costumbre de paliar cualquier sufrimiento es en la mayoría de los casos perniciosa también. Me refiero a paliar sin más, sin comprender.

Un poquito más de masoquismo no nos vendría mal...

Anónimo dijo...

no entiendo la belleza de un cuerpo enfermo, un cuerpo enfermo desata a su alrededor desesperación, horror y frustración.
No todas la enfermades son constructivas, ni el que las sufre las merece, creo que pensar eso es sumamente retorcido.
le debo mi vida a los medicos
quizá por eso su función me parece excelsa, sublime, entender una enfermedad, tratar de curarla, no todos tenemos el tiempo ni el entendimiento para hacerlo.
y quizá al poeta que escribió esas lineas, las drogas o la fiebre le parezcan agradables, pero el dolor, el verdader dolor, no te deja pensar en otra cosa, no te deja vivir.
jimena

Anónimo dijo...

y por cierto pulsatilla, que horas son esas de estar despierta???

Trice dijo...

Reconozco que yo también siento un rechazo visceral y supongo natural hacia la enfermedad y el dolor (desde un cuerpo que no duele, claro). Y me aterran.

Pero yo sí creo que toda enfermedad es constructiva, empezando porque traduce cosas diferentes en cada ser humano: hay quien vive su dolor y su enfermedad con distancia, quien lo vive con aflicción, y quien lo hace casi con arrogancia. Y es precisamente este último estado el que más me asombra, no porque lo crea acertado (que lo es para quien así se manifieste), sino porque ilustra la capacidad, o mejor dicho la libertad de expresarse a través de un cuerpo que sufre. Y eso ya es constructivo, traduce una forma única de ser y de enfermar, y eso me emociona, porque hace al enfermo dueño de su enfermedad (y no víctima de ella), lo dignifica y lo identifica. Y así se deja de “merecer” la enfermedad, porque no es un premio, ni un castigo, es como dice Artaud un estado hermano de la salud (antagónico) por mucho que nos duela admitirlo (yo la primera), poniendo en evidencia el ánimo de muchos (me incluyo, y dejo ya de justificarme, jajaja) de querer "luchar contra" como si uno (cómo médico) fuera algo diferente, como si la salud fuera un privilegio (porque la salud tampoco nos la merecemos, ni es un premio).

El poema derrocha provocación (o no, y soy yo la que se siente provocada, jeje) pero es un estado tan legítimo de vivir la enfermedad como lo es cualquier otro. E insisto, el valor radica en esta posibilidad de “enfermedad dinámica”, en la libertad de enfrentar el sufrimiento como lo sintamos y quizás, en algún caso, desarrollar la capacidad de transformarnos y de aprender formas diferentes de ser.

Y yo si que creo que un cuerpo enfermo puede destatar algo más que desesperación, horror y frustración. Te sorprenderías...:)


Menudo rollo acabo de meter,lo siento... ya sabía yo que esto tenía chicha!!

Gracias jimena, seguiré dándole vueltas.

Un abrazo enorme

pulsatilla dijo...

Estoy totalmente de acuerdo en que el cuerpo enfermo, (la persona enferma diría yo, porque creo que la primera trampa es considerar la enfermedad del cuerpo algo separado de la propia persona, y esto lo hacemos todos con frecuencia) provoca desesperación, horror y frustración. Pero pienso que todos esos sentimientos tienen su origen en el miedo. Miedo a algo que no comprendes, que te obliga a hacer un alto en el camino cuando tu no quieres, que puede doler, que puede ser feo, que puede cambiar tu rumbo.No desprecio ese miedo, y por supuesto lo comparto, pero sí propongo ir un poco más allá, en la medida en que a cada uno le vaya siendo posible.

Lo que creo imprescindible es comprender la razón por la que una enfermedad llega, ya que estoy convencida de que en este terreno (no sé en otros) las casualidades no existen. ¡Es una herramienta extraordinaria para descubrirse! Tu cuerpo va a manifestar muchas cosas que de otra manera no llegarías a saber que están ahí. Es como cuando te da un vuelco el corazón al ver a alguien, se te acelera el pulso, se dilantan las pupilas... son signos físicos que tu (y el de enfrente) percibes y te ayudan a ponerle nombre a lo que te está pasando. Pues igual con la enfermedad, aunque sea en un lenguaje más complicado y más incómodo.

Yo lo que defiendo es la intención de comprender. El hecho de hacer desaparecer los síntomas de una forma u otra tiene mucha menos importancia. Otro ejemplo tonto: si trabajando te duele la cabeza, puedes entender que estás yendo más allá de tu límite de esfuerzo y parar, o puedes tomarte un analgésico para poder seguir. Depende de la situación, se tomará una decisión u otra, poco importa, lo que sí importa en entender lo que tu cuerpo te dice. Y yo insisto ¡siempre dice algo!

Ni que decir tiene que ante una situación grave y potencialmente mortal hay que actuar, ya habrá tiempo de buscar el sentido después.

Y otra cosa, y con esto termino, las enfermedades ni se merecen ni se dejan de merecer, no son un castigo, son una oportunidad de cambio.

Pido disculpas por adelantado si soy a veces demasiado categórica al expresarme... aunque así sea, estoy encantada de escuchar opiniones contrarias y seguir avanzando!

Cris dijo...

Me cuesta no estar de acuerdo con todo lo dicho... todo es acertado y todo se complementa, en mi opinión. No añado nada creo, y me enrollo como las persianas como siempre. Espero que no se os cansen los ojos.

Oportunidad de cambio =) bonita y acertada definición de enfermedad.. y de cualquier "contratiempo" en la vida, en realidad.

Los síntomas físicos y psiquícos son señales. Muchas veces son señales horriblemente feas, espantosamente desesperantes y con mucho unas de las más frustantes con las que uno se pueda topar en esta vida. Otras veces, simplemente son molestas, como las moscas... lo que "te permite" dar manotazos sin ton ni son para espantarlas, y entonces te encuentras con que la mosca cojonera vuelve y vuelve.

Error, difícil de paliar porque comprender no es sencillo: llamar a esos síntomas enfermedad, y tratarlos como si fueran la raíz del asunto. Entonces la curación no llega... lógico no? y los médicos y los enfermos nos damos de cabezazos y el sufrimiento no sólo continúa, si no que va a peor....

Sí estoy de acuerdo en que esos síntomas, esa enfermedad son feos... y muchos de ellos feos de cojones... pero esa es la parte fea del que está enfermo; el supuestamente sano (no sé si eso existe)tiene otras "cosas" feas que también se ven, y también molestan, o no? para empezar no entiende ni de lejos la enfermedad, y a mí al menos entenderla me parece una virtud, a la cual ojalá me acerque algún día. Por supuesto preferiría acercarme sin sufrir, como todos, y por el momento he sufrido muy poco (en comparación con lo que uno ve cuando se dedica a la medicina que puede llegar a sufrir el ser humano).

En cualquier caso, sean feos los síntomas, y por tanto sea fea una "parte" de esa persona, la persona en cuestión es bella seguro (pongo mi mano en el fuego, aunque reconozco que tengo cierta facilidad para enamorarme de la gente, cada uno por sus cosas), y uno es como es por lo que vive y cómo lo vive, o cómo lo afronta si queréis; incluidos esos síntomas y esas enfermedades.

Mi apendicitis no llegó en cualquier momento, eso lo sé. Mi dermatitis seborréica viene de algún sitio, eso lo intuyo.

Y quiero pensar que el dolor que no te deja vivir, es un dolor que no está siendo comprendido y que no está siendo acertadamente abordado. Y quiero pensar eso, porque da esperanza, porque nos da oportunidad a todos y cada uno de intentar poner solución (eso creo firmemente que es así,pero estoy hablando de fé supongo), y porque no deja todo en manos de los médicos y las pastillas como parece que se busca y que se exige de un tiempo a esta parte cada vez con más cabezonería.

Y ese dolor no comprendido no es un castigo que nadie merezca, nadie lo merece. Simplemente cada uno hace lo que puede, y en función de eso la vida sigue, mientras dura.

Gracias por hacerme pensar en ello.

Anónimo dijo...

médicos así dan gusto, oye

Anónimo dijo...

voy a pensar...
porque teneis razón, pero algo hay por ahi que todavia no me encaja...
pienso en las enfermedades, en los dolores... en como me comporto ante ellos, en como cedo, en la extraña relación de dependencia, de crueldad para con uno mismo, es cierto que es una caja de pandora, mucho más compleja de lo que expresé en el primer comentario...
gracias niñas
Jimena